17.8.09

Día Cero: Desastre en la Cocina

Me quedan exactamente 6 horas y 8 minutos para que suene mi despertador. Mis ocho horas reglamentarias se fueron por el retrete, no precisamente por sentarme a escribir este post sino por lo que he bautizado como el Desastre en la Cocina.

Me encuentro a escasas horas de comenzar otra pequeña experiencia más en la vida. Iniciaré un curso intensivo que además de ponerme a prueba fisicamente - muchas horas seguidas de clases -, hará que aflorezca mi instinto básico de supervivencia (en muchos sentidos) y que se alejen mis bucólicos momentos de soledad. Por el momento, una vez dejaba atrás por los míos emprendí la valerosa tarea de estudiar en estos días de calor, y de bajar a hacer la compra desesperada en un día festivo como hoy - oh, que puntería la mía, casi todo cerrado.. casi. Encontré una tienda. Por si fuera poco el sofoco que supone caminar bajo el sol en estos veranos de la España profunda, un criajo de 10 años menos que yo alaba mis curvas sin ningún tipo de discreción al tener que ir a recoger el dinero que se me había caído al suelo. Pienso en lo mal que está el mundo y lo salidos que están los niños de hoy en día. Regreso indignada a casa.

El pintarme las uñas, hizo que las horas se me escaparan de las manos y que me encontrara corriendo hacia la cocina más tarde que temprano, para preparar la maravillosa comida de mañana. Lo que al principio fue una bonita y sana elección en mi menú para el día venidero se convirtió en un fenómeno tortuoso en el momento en que encendí la vitrocerámica. ¡Quién me mandaría! Y es que es importante fijarse en las medidas de la comida.. la cantidad de todo con lo que vas a manejarte en la cocina.. es importante cosas como el aceite, oh, el aceite! Ni siquiera una lluvia caída desde el cielo con furia podría haber igualado la mala leche de mi aceite! Sapicó hacia todas direcciones desde una pequeña y nimia superficie como es la de una sartén. Cómo decía antes.. el instinto de supervivencia afloró y me llevó a cubrirme lejos de aquél espectáculo dantesco. Temerosa, hube de acercarme a arreglar el estropicio. Y es que yo sabía que freír no era lo mío.. pero después de lo de hoy, deberé replantearme mi futuro en los próximos días, si es que pretendo sobrevivir y que el piso lo haga conmigo. Con lo bien que se me daba la cocina.. habráse visto tal desastre ante mis propios ojos, y peor aún, viniendo de mi propia mano.

Hecho "algo" para mañana, hasta el hambre se me quitó del cuerpo al limpiar. Ahora, con una cena frugal y el ligero toque de Morfeo en mis ojos y cuerpo, he de retirarme a mis habitaciones. Mañana a estas horas estaré completamente contenta, o me sentiré completamente desdichada después de mi primer día en el curso. Una vez en marcha.. no habrá vuelta atrás. No espero nada, por lo que las decepciones serán más llevaderas si éstas han de producirse. Veremos qué ocurre.

Sólo sé una cosa con certeza: en futuras incursiones a la cocina prestaré más atención a las instrucciones del libro de cocina.

Autora: Estrella de la Tarde

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