Hace poco terminé una interesante (y dura) semana de prácticas en laboratorio inoculando placas con aguas contaminadas o diferentes muestras de suelo, entre otras cosas. Uno de los experimentos que llevamos a cabo fue uno muy sencillo que consistió en la observación de los microorganismos presentes en el aire... en éste caso, los de mi habitación.
El aire por ser un medio donde hay escasez de nutrientes, no puede manifestar a simple vista la presencia de microorganismos. Sin embargo, éstos existen y se encuentran en bajas concentraciones distribuídos uniformemente en él. Utilizarán el aire como medio de dispersión.
Fotografía 1
El experimento que muestro a continuación, consistió en abrir una placa de agar nutritivo - ya preparado, ver fotografía 1 - en un lugar donde no hubiera perturbaciones de aire, durante al menos 30 minutos. En este caso el tiempo de exposición de la placa al exterior fue de entorno a las 2 horas. Posteriormente y una vez cerrada la muestra, se incubó la placa a 37ºC durante 48 horas. El resultado fue el que se quedó reflejado en la segunda fotografía.
Observamos varias colonias, blancas y amarillas, que se depositaron durante el tiempo de exposición por sedimentación en la placa. Crecieron en ésta a consecuencia de la disponibilidad de nutrientes en el medio de cultivo preparado.
Fotografía 2
Por último y a colación con la observación directa, se tomó una muestra significativa de una de las colonias y se realizó una tinción gram en laboratorio. Lamentablemente no puedo mostrar en el blog las imágenes de los microorganismos que el microscopio sacó a relucir.. pero sí diré que se observaron bastantes cocos y en especial, tétradas.
¿Ventajas de esta técnica? es sencillo y barato. Se pueden diferenciar los microorganismos en función del medio que lleven las placas. ¿Desventajas? no sabemos cuál es el volumen de aire que estamos muestreando.
Se demuestra así que los microorganismos están en todas partes - en unos lugares más que en otros - y que pueden estar presentes en todos los medios: en el suelo, en el agua, en el aire... y hasta en mi cuarto, donde pensaba que no existía otra forma más de vida que la mía allí dentro. Descubrí pues, que.. ¡Oh!, no estoy sola.
¿Moraleja? No entréis a mi habitación... ¡no estamos solos!
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