Comienzo con Fagus sylvatica, o más comúnmente conocido como el Haya. Estar cerca de un árbol como éste es una verdadera maravilla. El haya es un árbol de hoja caduca - sus hojas caen en invierno - de unos 30 m de alto. Su corteza es lisa y de color grisáceo-ceniciento, mientras que sus hojas son de un color verde brillante. El contraste es magnífico. Pero lo más especial - bajo mi punto de vista - es el haz plateado que desprenden sus hojas.. y es que si os acercáis a ellas veréis que están decoradas con microvellosidades de color plata, que brillan a la luz del sol. Parece como si tintinearan en el bosque, en un bonito espectáculo de luces verdes y plateadas. Encontraréis Hayedos en zonas húmedas, normalmente frecuentados por nieblas.. así que si buscáis perderos por una bosque de aspecto misterioso.. lúgubre, ya sabéis dónde encontrarlos. En una ocasión tuve la oportunidad de ver éste árbol de cerca.. y, ¡me ganó el corazón!
El siguiente árbol es Salix babylonica, el Sauce Llorón. Son muchas las leyendas e historias que hablan sobre éstos árboles. ¡Son realmente bellos a la vista! Los encontraréis a menudo de forma ornamental en grandes parques junto a estanques o láminas de agua. Ideales para sentarse junto a ellos, y descansar. "El enamorado Sauce
conjuró a la lluvia para disimular sus lágrimas..."
Y para terminar con este selecto repaso fugaz sobre algunas especies... mi flor favorita: Galanthus nivalis. La Campanilla de Invierno. La flor invernal por excelencia. Esta maravilla blanca asoma su carita por encima de la nieve y nos regala sus flores de tres pétalos blancos. Florece entre Febrero y Marzo.. y por la belleza que presenta también es usada como ornamento en jardines. Con ella os dejo hasta la próxima entrada.
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