13.11.07

El Ocaso de los Veinte

Aquí, en el ocaso de los 20, me paro a reflexionar lo que ha sido para mí este año... todo se resume en una palabra: cambios. Cambios en mi vida, en todos los sentidos posibles en que una persona puede cambiar o en que una serie de situaciones cambian a una persona.

Nada más entrar en los veinte terminé de guardar mi parte enclavada en mi otro yo en un lugar atemporal, donde no se marchitara nunca y donde pudiera, si cabe, no sufrir las embestidas a las que había sido sometida en los últimos tiempos. Nunca pensé que me costara tanto y tan poco a la vez, pero eso es algo que él nunca sabrá.

Reequilibré mi vida, mis ideas y mis ideales nuevamente los saqué a la luz y me empapé y abracé la luz que dio forma a mi vida: aquél Dios en quien siempre confié y confiaré. Aquel del que no me averguenzo en creer. A partir de ese momento comencé a viajar... viajé al Norte y al Sur... volví a mi tierra y regresé. Fueron todos los viajes tan impresionantes... tan especiales... España es un país bañado por un Sol y rejuvenecido por unas hermosas (hermosísimas) tierras que lo forman... que hacen que esté cargada de vida.

Y he aquí de nuevo aparece la palabra que ha definido mis veinte años: cambios. Entraron y salieron personas en mi vida de golpe y plumazo. Algunas llegadas fueron un tanto... extrañas tanto que algunas me pillaron de sorpresa sin esperarlo, mientras que algunas salidas fueron tan dolorosamente tristes que no podría decir porqué se fueron si encajaban tan bien en mi vida... quiero pensar que son cambios por los que tenía que pasar. Tristeza y alegría a la par.

Podría decir que mis 20 años han sido claves en mi vida... momentos malos y momentos buenos. Cal y arena. Frío y Calor. Pero sin duda éste y no otro, ha sido el año de mayor transición en mi vida. Transición a un futuro que ya comienzo a palpar entre mis dedos y que claramente me sonríe al acercarse a mí. Me limito a inclinar mi rostro y hacer un ademán cediendo el paso a los 21, mis 21 años, cargado de sorpresas que aún no soy capaz de ver pero que intuyo.

Veremos qué camino se extiende ante mis pies. Sólo le diré una cosa... te estaba esperando.

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